Hay quien piensa en palabras. Hay quien narra de viva voz. Yo lo hago a través de imágenes. Es mi modo de hilvanar historias. Desde siempre quise ser fotógrafa. Es pura vocación. Y eso me llevó a la Escuela de Artes de Huesca, para aprender, para formarme… Para convertirme en una profesional en este oficio, formada en lo teórico, curtida en el día a día y en la experiencia del propio trabajo.

El deseo de contar me acercó al mundo del periodismo. Primero en el diario Equipo y después en El Periódico de Aragón, cabecera para la que sigo trabajando a día de hoy entre otros, puse mi objetivo al servicio de muchas historias. Relatos del día a día, gestas deportivas, congresos, eventos… Fragüé mi forma de ver la cosas a golpe de realidad y de momentos que solo podían ser captados durante unos pocos segundos. En el instante preciso en el que esa imagen se convertía en titular. Pero nunca cerré otros caminos.

Un día, ante mis ojos se cruzó una historia diferente. La de dos personas que decidían darse el “sí, quiero”. Descubrí un momento mágico. Todo lo que esas otras imágenes personales podían aportar. Y comencé a narrar estas otras historias. Primero, en Zaragoza… Después, por el resto de Aragón y en todos aquellos lugares donde alguien quisiera mirarse a través de mi objetivo.

Grandes epopeyas o pequeños relatos llenos de grandes personajes para los que una foto se convierte, además, en un recuerdo imborrable. No hay una foto igual a la siguiente… Ni a la que le precedió. Quiero que quienes se ponen ante mi objetivo se sientan auténticos protagonistas. Conseguir con ellos esa empatía especial que me permite convertirme en partícipe de su historia.